Pequeño aperitivo lector
¡Más que un “aperitivo lector” este febrero me ha salido un menú ligerito, pero sabroso!
Cocina sin residuos de Lindsay Miles
Hay muchas cosas que no se aprenden en el cole: primeros auxilios, economía básica doméstica, cocina, costura y no, tampoco nos enseñan a comprar. Me refiero a comprar con ética. No llegar a casa con más de lo que necesito, o con cosas que han hecho mucho daño al medio ambiente o lo harán a nuestra salud. Al salir al mundo universitario y laboral nada cambia, al menos en el último punto (pero no solo), seguimos buceando en la confusión y el aturulle. En el caso alimenticio, por ceñirnos al tema, nos dicen que es bueno evitar los envases, pero los supermercados están llenos de ellos; nos dicen que bueno, que los podemos reciclar, pero luego también que en realidad no se recicla prácticamente nada. Por otro lado, ¿qué productos contienen menos pesticidas? ¿Por qué son más caros los productos ecológicos? ¿Puedo hacer una lista de la compra saludable sin dejarme un dineral? Pues bien, libros como el de Lindsay Miles se parecen mucho a una luz al final del túnel. Este libro que os traigo es una guía exhaustiva y amena de cómo hacer la lista de la compra para gastar mejor y hacer el menor daño posible al planeta y a nuestro cuerpo.
Lo que más me ha gustado es el ánimo desde el que ha sido escrito. Una de las primeras cosas que dice Lindsay Miles es: “(...) no existe algo que sea “planetariamente perfecto”. Lo más parecido que se me ocurre es alguien que trabaje la tierra, cultivando toda la comida que consume, guardando todas sus semillas, conservando todas las cosechas, captando energías solar y eólica, y compostando todo (y con todo me refiero a todo, no solo a los restos de comida). ¿Conoces a alguien que viva así? No creo. Yo tampoco”. Es decir, todo deja huella, vivimos en sistemas muy apoyados en prácticas poco o nada ecológicas, partamos de ahí. Pero ella es constructiva, considerada, realista y quizás por todo ello, esperanzadora. Creo que quienes escriben queriendo inspirar cambios drásticos no consiguen tanto, porque cambiar la vida totalmente de un día para otro, en infinitud de casos, no es viable. Esos discursos parecen querer decir que si no se cambia del todo, no merece la pena cambiar en nada.
La autora señala tres pilares relacionados con el concepto “cocinar sin residuos”: evitar el desperdicio de alimentos, mitigar el impacto de los residuos plásticos y reducir las emisiones de CO2. Es interesante el peso que da a cada uno de ellos separado de los otros dos, me parece otra de sus estrategias para que no nos desanimemos y hagamos lo que podamos. Si no tenemos tiempo para evitar comprar envases plásticos, al menos podemos centrarnos en reducir nuestro consumo de productos con mayor huella de carbono. Escoge un pilar y céntrate en él, o escoge dos, ¡o los tres si puedes! Lo importante es cambiar hábitos de forma colectiva, la contundencia en nuestro caso particular dependerá de nuestras posibilidades.
En Zara, por ejemplo, nuestro fuerte es claramente el "no desperdicio de alimentos", os aseguro que podrían ponernos una medalla. Es una tradición que instauraron mis abuelos y que mis padres y el equipo hemos sabido heredar. Por supuesto, colaboráis inmensamente vosotrxs ¡con vuestro magnífico apetito!
Mermeladas, compotas y frutas en almíbar de Marie-Françoise Delarozière y Chantal James
Este librito es como un paseo por el campo en primavera. Como bien indican en el título estas dos mujeres, consiste en una recopilación de recetas de mermeladas, compotas, (también jaleas y mieles) y frutas en almíbar. La tipografía que han escogido recuerda a la de una maestra de escuela primaria, ligeramente cursiva y redondeada, y el recetario está lleno de ilustraciones de frutos jugosos y coloridos, ramas de árboles con flores, utensilios tradicionales de cocina, especias y semillas. Así abren el libro: “En el corazón de la palabra mermelada se esconden un sinfín de recuerdos mágicos”. Se nota que ha sido escrito con devoción por la dulzura, y también por las recetas caseras, lo cual constituye hoy toda una revolución en este mundo ultra procesado en que vivimos.
Una de las cosas que descubres cuando lees libros de recetas dulces es la cantidad de frutas, semillas y especias que existen. Yo solo conocía un tipo de plátano, por ejemplo, o de zanahoria y dos o tres tipos de manzana, sin embargo, estos días he aprendido ¡que existen zanahorias blancas y amarillas! y bastantes tipos de plátanos y manzanas. Además he descubierto frutas de las que jamás había oído hablar como el Kumguat o el Majuelo. He leído en el libro de Lindsay Miles que el hecho de que siempre veamos en los supermercados los mismos tipos de fruta y verdura atiende motivos económicos dentro de la cadena de producción, (son cultivos menos frágiles, que tardan más en madurar o que sufren menos plagas) en todo caso, qué bonito saber que el mundo es tan grande.
En fin, podría escribir largo rato sobre las combinaciones maravillosas que hacen estas dos mujeres con el azúcar, las frutas y las especias, ¡pero prefiero que las leáis a ellas! me voy a limitar simplemente a decir que contiene consejos muy útiles, probablemente milenarios en la preparación de estas delicias, y a pediros que me creáis cuando os recomiendo este bocadito de dulzura para empezar con los mejores sabores este mes de marzo, mes en que por fin comienza la primavera 🐝
Mis recetas favoritas son las de la Mermelada de pomelo rosado (todavía estamos en temporada), la de tomate verde (también estamos en temporada), la de hibisco (verano y otoño), la de jengibre (primavera y verano) y la de pimienta. Me pregunto… ¿cuáles serán las vuestras?🍓
Hasta aquí las recomendaciones de febrero, me despido con el deseo de que nunca os falten los libros en el menú de la vida 🙂
Abrazos ricos en minerales, hidratos y proteínas,
Zariana